Sierra Molina

Sierra Molina

Sierra Molina, uno de los lugares más salvajes del Alto Tajo. La altitud y orografía de Sierra Molina hicieron que fracasaran todos los intentos de repoblación humana de este espacio que en otro tiempo estuvo delimitado por los ríos Hoce Seca, Tajo y las tierras de Albarracín.

Esta dehesa se encontraba a medio camino entre los términos blancos, terrenos de aprovechamiento gratuito, y los bienes de propios, superficies con aprovechamiento de pago, ya que la explotación de sus pastos era gratuita, pero la obtención de madera y carbón requería el abono de una tasa que se repartían a partes iguales el Concejo de la Villa de Molina y la Comunidad de la Tierra de Molina.

Por su gran extensión, su emplazamiento y la gratuidad de sus pastos fue un enclave de vital importancia para la trashumancia, pasando por Sierra Molina una gran cantidad de vías pecuarias.

Hoy en día, su superficie ha menguado considerablemente por la desamortización llevada a cabo en España durante la segunda mitad del siglo XIX, y la totalidad de la misma se encuentra en el término municipal de Checa. Pero su inaccesibilidad ha posibilitado que esté dotada de una riqueza medioambiental envidiable con interminables pinares centenarios que dan cobijo a todo tipo de fauna, así como ejemplares de sabina rastrera que propician lo que se conoce como manchas de leopardo, motivos por los cuales forma parte del Parque Natural del Alto Tajo.

Como curiosidad, podemos encontrar en esta inhóspita zona una cruz ortodoxa, esta cruz fue erigida en homenaje a los voluntarios rusos que lucharon en el bando Nacional durante la Guerra Civil Española. Un grupo de ellos estuvo en este monte desde el 1 de septiembre de 1938 hasta el 16 de enero de 1939. Aquí se celebró la Divina Liturgia el día 9 de octubre de 1938. Alrededor de la cruz pueden verse aún restos de las trincheras ocupadas por los rusos.