RG PNAT 10 Ruta del Barranco del Horcajo

Una de las mejores rutas senderistas del Alto Tajo

Dirección

Inicio y final en el Puente del Martinete

GPS

40.600431473674, -1.9568301054618

Dirección

Inicio y final en el Puente del Martinete

GPS

40.600431473674, -1.9568301054618

Circular 6,6 Km  |  Desnivel 240 m  |  Duración 2 h  |  Ruta A píe

Ruta General 10: Barranco del Horcajo

La ruta del Barranco del horcajo es una ruta solo apta para senderistas, de carácter circular y dificultad baja, con 6,6 km de longitud y un desnivel máximo de 240 metros. Cabe resaltar solamente el punto donde se abandona el barranco para comenzar a remontar el camino de vuelta, ya que tiene una fuerte pendiente, y aunque es un tramo corto, puede hacerse duro para algunas personas.

Para encontrar el punto de inicio del recorrido tenemos que dirigirnos a las inmediaciones del Puente de Martinete, situado en la carretera que une la provincia de Cuenca con la localidad de Peralejos de las Truchas. Si salimos desde Peralejos, una vez pasado el puente y la isleta que hace la carretera, veremos un camino a nuestra derecha, señalizado con un gran cartel de inicio de ruta.

Una vez hemos cogido el camino, dejamos nuestro vehículo en una pequeña explanada situada unos metros más adelante, evitando entorpecer el tránsito de estos caminos, que a veces es mucho, debido a los trabajos que se hacen en estos montes.

La ruta está señalizada con escasas pintadas azules y solamente en un sentido, el que deberemos de tomar ya que es el más cómodo para realizarla. Descarga el track de este recorrido si quieres hacerlo más confiado.

Señalización e Inicio de la Ruta

Comenzamos a caminar desde nuestro vehículo en sentido ascendente, siguiendo el camino principal hasta encontrarnos con un cruce. Este es el mejor sentido para hacer la ruta, aunque también podríamos hacerla en sentido inverso, cogiendo la senda que sale a nuestra derecha prácticamente en frente del aparcamiento.

Una vez en lo alto del camino que hemos seguido atravesando un denso bosque de pino silvestre, vemos un cruce de caminos señalizado por donde también discurre el GR-66, el cuál, desde este punto nos lleva hasta la localidad de Cueva del Hierro.

Nosotros continuamos la ruta hacia la derecha, adentrándonos poco a poco en un denso bosque repleto de matorrales que lo ocupan todo, no sin antes fijarnos en los extensos pastizales donde nos encontramos. A este paraje se le conoce como la Hoya de Hoyorredondo, y aquí es donde podemos decir que se juntan diversos cursos de agua, dando lugar al nacimiento del Arroyo del Horcajo, el encargado de labrar este precioso barranco que vamos a recorrer.

Además cabe destacar que este tipo de paisaje tan fértil, con abundante agua y en una de las zonas más tranquilas del Alto Tajo, siempre es un lugar ideal para hacer una parada a primera hora de la mañana o última hora de la tarde en los meses donde se disfrutan tanto la berrea del ciervo, como la ronca del gamo, ya que no sería raro que nos encontremos algún ejemplar emitiendo estos espectaculares sonidos.

Abandonando estas zonas abiertas, nos adentramos hacia el barranco por un estrecho sendero que sale a nuestra derecha. Es aquí donde nos guiamos poco a poco con el Arroyo del Horcajo el cual se interna barranco abajo.

Poco después vemos como las paredes rocosas nos cierran totalmente la vista, alzándose inmensas y encajonando el poco espacio que queda entre ellas. Este es el tramo que más disfrutamos y el que más merece la pena de este recorrido.

Caminamos paralelos al arroyo, rodeados de espectaculares paredes calizas, refugio de multitud de aves rupícolas que en cañones tan angostos como estos encuentran el hábitat ideal. El arroyo nos regala multitud de pequeños saltos de agua que poco a poco van modelando el paisaje convirtiendo el cauce en pequeñas formaciones tobáceas en constante crecimiento.

Sin olvidar, que todo ello, se encuentra continuamente rodeado de una densa vegetación que guarda un especial interés, ya que es uno de esos pequeños reductos donde todavía se encuentran tipos de árboles y arbustos más propios de climas mucho más fríos, y que actualmente representan un ejemplo vivo de que un clima frío, propio de Siberia, reinaba por estas zonas. Ejemplo de ello son los numerosos tilos y avellanos que crecen imponentes en sus umbrías, así como los tejos que crecen agarrados de formas imposibles a las paredes del cañón.

Otra de las cosas que nos llamaron mucho la atención fue que en las zonas húmedas de las paredes rocas verticales que flanquean el arroyo vegetan las «grasillas», especie de planta carnívora que captura insectos quedando atrapados en sus hojas pegajosas, y que también hemos visto en la Hoz de Beteta.

Mientras descendemos vamos disfrutando de los rincones que nos regala la vista del barranco, y de las paredes rocosas que delimitan el curso del río Tajo, estas son el lugar ideal para ver el vuelo de los buitres leonados, así como de algún halcón peregrino en su vuelo incansable, o con suerte algún alimoche en su época de migración.

Una vez descendido por una empinada cuesta donde vimos un impresionante abrigo natural escavado en la roca caliza, podemos ver el cauce del río Tajo, es aquí donde hicimos una pequeña parada justo antes de comenzar a subir, y por tanto a abandonar este precioso lugar.

Una vez en marcha, comenzamos la ascensión, primero casi vertical, luego muchos más llevadera que nos conduce atravesando un pinar donde lo que más destacan es la abundancia de grandes avellanos, mezclados con bonitos arces de hoja rojiza, gozando de la umbría que les brinda el arbolado que los cobija. Es aquí donde el canto de multitud de aves forestales nos sorprende, demostrando la riqueza que guardan estos entornos tan poco humanizados.

Caminamos atravesando el pinar cada vez más cerrado y fresco, hasta que llegamos a una zona muy próxima a la carretera. Antes, la vuelta se hacía por el asfalto, pero actualmente podemos coger un pequeño sendero que encontramos a nuestra derecha y que poco a poco, en continua subida, nos conduce, siempre paralelos a la carretera, hasta llegar al punto donde hemos aparcado.

Este tramo no guarda muchas dificultades, pero hay que tener en cuenta que todo el desnivel que bajamos, al final tenemos que remontarlo, así que antes de acabar todavía nos toca subir alguna pequeña cuesta, y disfrutar de una de esas sendas de cabras que nos encantan.

Recordar que aunque no es muy largo, no dispone de fuentes donde llenar nuestra botella y que este sendero, actualmente pertenece a la red de senderos oficiales del Alto Tajo ocupando el número 11.

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