El Alto Tajo es una sinfonía interpretada por el agua en constante movimiento. Aquí, los afluentes del majestuoso río Tajo han esculpido durante milenios un paisaje de ensueño, creando parajes de belleza incomparable. Cada rincón de este paraíso natural ofrece una oportunidad única para los amantes de la fotografía y la naturaleza.
Imagina caminar por senderos bordeados de pinos, el aire fresco llenando tus pulmones, mientras el murmullo del agua te guía hacia cascadas ocultas y pozas de aguas turquesas. Este es el Alto Tajo, un lugar donde el tiempo parece detenerse y la naturaleza se muestra en todo su esplendor.
CASCADAS
El Alto Tajo, un lienzo natural tallado por el tiempo y el agua, se engalana con cascadas, verdaderas joyas que entonan melodías de agua y roca. Cada una de ellas, una obra maestra esculpida con paciencia y maestría por la naturaleza, posee una personalidad y encanto únicos, invitándonos a contemplar su belleza.
LA MAGIA DEL KARST
Las cascadas kársticas, fruto de la incansable labor del agua sobre la roca caliza, son himnos a la geología. Entre ellas, La Escaleruela nos deleita (actualmente solo en épocas muy húmedas) con sus aguas cristalinas precipitándose por escalones rocosos, un espectáculo visual sin igual.
La Fuente de las Tobas, un oasis de frescura rodeado de vegetación exuberante, nos regala una estampa digna de admirar. O La Cascada del Campillo, un torrente formado por las aguas de un pequeño arroyo que se precipita desde las alturas, nos ofrece una imagen de gran belleza y poderío.
CASCADAS DE ORIGEN ANTRÓPICO: BELLEZA EFÍMERA
Las cascadas de origen antrópico, antiguas presas que la naturaleza ha asimilado, son testimonios de la historia del hombre y ejemplos de la belleza efímera. La Cascada del Molino de Arriba en Peralejos, nos recuerda el paso del tiempo y la transformación del paisaje. Su uso original, vinculado a la producción de energía, ha quedado atrás, y hoy en día nos encontramos en una encrucijada: conservarlas por su uso turístico o devolver el cauce natural al río.
El Salto de Poveda, una cascada de más de 15 metros de altura que, a pesar de no haber llegado a funcionar como presa, ofrece un espectáculo natural impresionante. Las concreciones calcáreas han modificado su estructura original, dotándola de un encanto singular.
AFLUENTES DEL TAJO: EL ALMA DEL RÍO
Los afluentes del Tajo son las venas que dan vida a este territorio, cada uno con su propia personalidad y encanto. Desde el Hoz Seca, que acompaña al Tajo en sus primeros pasos, hasta el imponente Río Gallo, estos cursos de agua han modelado el paisaje y sustentado la vida de estas abruptas tierras durante milenios.
RÍO GALLO: EL ESCULTOR DE ARENISCA
El río Gallo es quizás el más emblemático de los afluentes del Alto Tajo. Naciendo en las alturas de la Sierra del Tremedal, el Gallo emprende un viaje épico hasta su desembocadura en el río Tajo a la altura del Puente de San Pedro.
En su recorrido, atraviesa pueblos llenos de historia, siendo Molina de Aragón el más importante. Pero es en el Barranco de la Hoz donde el Gallo muestra todo su poder creativo. Durante millones de años, sus aguas han esculpido la roca arenisca, creando uno de los parajes más impresionantes de la provincia.
RÍO ARANDILLA: PEQUEÑO PERO PODEROSO
Aunque corto en longitud, el río Arandilla no se queda atrás en belleza. Desembocando en el Gallo cerca del Puente de San Pedro, este pequeño río ha creado el impresionante Barranco del Arandilla de especial encanto en el paraje conocido como el Montesino de Cobeta. Este cañón, tallado en roca arenisca roja al igual que el Barranco de la Hoz, ofrece un paisaje de increíble belleza que se puede explorar a través de una ruta de senderismo de 6 km (ida y vuelta).
RÍO CABRILLAS: EL AFLUENTE MISTERIOSO
Naciendo en Orea, el río Cabrillas emprende un viaje sinuoso a través de bosques y cañones antes de entregar sus aguas al Tajo cerca del Puente de Peñalén. Su curso, menos conocido pero igualmente hermoso, ofrece rincones de paz y tranquilidad para aquellos que buscan alejarse de los caminos más transitados y unas espectaculares vistas del cañón labrado por el río Tajo.
RÍO ABLANQUEJO: EL AFLUENTE SALVAJE
El río Ablanquejo es quizás el más inaccesible y salvaje de todos los afluentes del Alto Tajo. Naciendo en las alturas de la Sierra de Pela, este río se abre paso por terrenos agrestes antes de verter sus aguas en el Tajo cerca del Hundido de Armallones, no lejos de las Salinas de la Inesperada. Su curso, prácticamente intocado por la mano del hombre, es un refugio para la flora y fauna autóctonas.
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LAGUNAS
En el corazón del Alto Tajo, donde la roca caliza esculpe un paisaje de belleza singular, encontramos pequeños oasis de paz: las lagunas. Estos refugios de tranquilidad ofrecen un contraste refrescante al entorno árido, invitándonos a contemplar la belleza del cielo reflejado en sus aguas cristalinas y a escuchar el canto de las aves que encuentran aquí un hogar.
Entre las joyas ocultas del Alto Tajo destaca la Laguna de Taravilla, una reliquia de la época glacial rodeada de bosques frondosos que nos transportan a un mundo de ensueño. Sus aguas, espejos del cielo, nos invitan a la meditación y a la conexión con la naturaleza.
Otro tesoro natural es la Laguna de la Salobreja, cuyas aguas saladas poseen propiedades curativas que han sido veneradas desde tiempos inmemoriales. Un lugar perfecto para relajarse y cuidar el cuerpo y el espíritu.
Completando este triángulo de serenidad encontramos el Pozo del Soto, una laguna de origen humano que, lejos de perder su encanto, se ha convertido en un refugio para las aves. En sus orillas, la vida bulle y el canto de las aves que aquí se reúnen crea una melodía natural que nos llena de paz.